Señor Smith

Acá hay una de esas duras contradicciones de la vida diaria, al menos en el andar del marketing: entre más mensajes mandamos menos atención nos pone el consumidor, y por ende es más difícil que éste ejecute una acción en torno a nuestras marcas.  Esto ha hecho que la atención se haya encarecido enormemente, sí, ahora vivimos una época de inflación de la atención (vaya que es caro que nos volteen a ver estos días).

Y es que día tras día, entre medios tradicionales y digitales,  nuestro mundo está expuesto a un número incremental de  mensajes de todo tipo -algunos de ellos muy relevantes para nosotros, aunque siendo sinceros,  la mayoría es información inútil, estéril- lo cual hace que estos se pierdan en el escenario y pasen a ser mero ruido blanco. Esto es lo que yo llamo el efecto lluvia en pavimento: cuando comienza a llover, las primeras gotas que caen se perciben claramente en el piso seco, pero una vez que la cantidad de agua se incrementa, el piso queda cubierto negándonos la posibilidad de ver las nuevas gotas que ahora si “mojan sobre mojado”.

Pues bien, eso es lo que está pasando ahora en el ámbito del marketing (sí, llueve y mucho) y lo peor es que muchos encargados de las estrategias de mercadotecnia  reaccionan ante este hecho vertiendo más agua sobre el piso mojado, con la esperanza de que ello haga que la atención del mercado sea capturada en torno a sus marcas; vaya, es como si de pronto los marketers usaran las cubetas que tienen para echar agua, no para recoger la que cae.  ¿Echar más agua al agua sirve para destacar a tu marca o solo colabora a seguir inundando el escenario? ¿es esta una buena táctica o solo sirve para que el índice de inflación de la atención siga subiendo?

“¡Hey, todo el mundo pone cosas en Facebook, hasta nuestra competencia, así que rápido, posteemos algo, lo que sea con tal de estar ahí!” (frases como esas suenan todos los días en los departamentos de marketing de muchas empresas,  tristemente orientadas hacia dentro de la organización que hacia fuera de esta).

Si llueve duro en el mercado (y si, seguirá lloviendo fuerte), no digo que no viertas agua de tu marca, pero si lo haces, asegúrate de que esta al menos tenga algún color diferente, para que entre todas las gotas de agua incolora, la tuya destaque. Porque en estos tiempos, la cantidad no se combate con más cantidad, sino con calidad diferenciada.

Esta es una de esas ecuaciones simples que muchos hacen difícil su aplicación en el marketing, ¿porqué? Se las dejó de tarea.

Carlos Leal Jiménez
Director creativo
Sr.Smith